Vitamina A promueve los procesos de crecimiento y renovación de nuestras células epidérmicas, contribuyendo así a mantener la barrera cutánea. En la cosmética, la vitamina A puede prevenir arrugas y atenuar los daños causados por el envejecimiento prematuro de la piel al estimular la renovación celular, regenerar la piel dañada por los rayos UV, reducir las manchas de la edad y mejorar las funciones naturales de la piel. Estimula la división celular, lo que permite que las capas de la piel envejecidas se renueven más rápidamente.

Vitamina C es considerada un todo terreno. Mejora la síntesis de las microproteínas y del colágeno de los tejidos. En los productos para el cuidado de la piel, la vitamina C protege la piel de los radicales libres dañinos, que son moléculas agresivas que aceleran el proceso de envejecimiento. Estos pueden surgir, por ejemplo, cuando la luz solar penetra en la piel. La vitamina C atrapa estas partículas agresivas en la piel y las neutraliza. También la vitamina E es un captador de radicales libres. La combinación de estas dos sustancias de acción similar es interesante porque la vitamina C puede devolver la función de protección celular al vitamina E consumido.

Vitamina E, o tocoferol, solo es producida por plantas. Estas utilizan el tocoferol para proteger sus aceites, generalmente ricos en ácidos grasos insaturados, de la oxidación. La vitamina E estabiliza la vitamina A y promueve una piel más suave al mejorar su textura superficial. Su capacidad para retener la humedad aumenta, y en las capas más profundas de la piel, promueve la actividad enzimática y, por ende, el metabolismo. Es especialmente adecuada para la piel expuesta al sol, ya que previene el envejecimiento prematuro de la piel causado por la luz. Es importante destacar que, aunque las vitaminas son beneficiosas, no sustituyen a los filtros solares, sino que siempre deben considerarse como medidas adicionales de protección.